quinta-feira, 19 de abril de 2007

La Plaza

A las doce de la noche se acostó en su cama después de una jornada casi sin fin. Sólo querría dormir, pero las luces en la calle no le permitian - cerrar los ojos parecía ser imposible.

Hacía uno o dos años que intentaba dormir o, al menos, relajar, pero no era posible. La falta que le hacía su familia y los tres empleos que tenía ocupaban todo su tiempo - y tiempo libre no es algo común en su vida.

Al fin del primero mes sin dormir bien, estaba sorpreso con la novidad. La miró como una nueva posibilidad: ahora, trabajaría más horas para ahorrar - era lo que creía entonces.

Al cabo de seis meses sin dormir, sólo dirigiendose de un empleo a otro, se quedó sorprendido. Algo no estaba bien. No estaba cansado y ni siqueira le hacía falta descansar. Conseguió otro empleo, el tercero.

Solía quedarse en la plaza todos los días. Allí comía algo y se divertía (la verdad es que sólo observaba los coches y los peatones que pasaban sin verlo). Para él, los domingos eran los mejores días: nadie pasaba por la plaza y los embotellamientos no llenaban la calle.

Todos los días, mientras hacía uno de sus trabajos sin pensar lo que hacía, planeaba su vida y como ella sería diferente cuando tuviesse el dinero necesario. Donde vivería o que compraría, quien serían sus compañeros - los detalles estaban ciertos, sólo necesitaban succeder.

La vida pasaba y él no vivía. Caminaba, trabajaba, salía y soñaba - lo que más hacía era soñar con los ojos abiertos. Sin embargo, no conocía la ciudad donde vivía. Ni siqeira tenía conocimiento de las notícias del mundo.

Un día, su familia dejó de recebir sus cartas. Lo más importante: dejó de recebir el dinero que enviaba. Uno de sus hermanos fue a la ciudad para ver lo que se había pasado. Después de algunos días, encontró algo en que no podía creer. Su hermano, sentado en la plaza, se cambió en una estatua. Allí, sin moverse en el medio de todo el movimiento de la calle, como los árboles o los otros monumentos, él solamente era parte del paisaje.

2 comentários:

Michele Louvores disse...

Curti, curti.
Acho que não vai dar pra eu virar estátua tendo 3 empregos, uma empresa e malhando mais do que Xuxa Meneghel, mas seu eu virar uma, não deixe de depositar regar as flores da minha praça, ok?

Beijos,

Mica.

Unknown disse...

Aê querida hermana! Sei que tenho estado bastante em falta em relação a comentários sobre seus textos, mas prometo que daqui a duas semanas a história começará a mudar...
Por enquanto te digo que fiquei muito feliz por você ter postado esse texto tão maravilhoso (meu pedido valeu a pena).

Besos.